"Hello. My name is Inigo Montoya. You killes my father. Prepare to die."
De niña que fui enamoradiza y soñé con esas cosas del amor
que se te graban a fuego, después de ver tres veces al día películas como “La
bella durmiente”, “la sirenita”, Alladín”, “la bella y la bestia” y todas las
películas de princesas y Disney que mi
mamá pudiera conseguir. Me las devoraba con placer y hasta con una obsesión
patológica, me aprendía los diálogos, imitaba la voz de la protagonistas y sus
delicados movimientos al caminar, junto a mi hermana, cantábamos, logrando
tonos imposibles, las canciones y nos grabábamos en un mini componente,
regrabando cassette viejos y tapando sus hoyitos con papeles arrugados. Quería
ser una de ellas. Una princesa. Quería
tener hermanastras, quería tener de amigos, los animales del bosque, quería
tener los labios color carmín, rizos dorados o cabello azabache, quería
tener la gracias de un colibrí y la belleza del más delicado de los rubíes.
Pero para mi pesar la realidad era otra y en contraste con eso, yo bordeaba la
desnutrición, era tímida, enfermiza y paliducha, pero feliz, muy feliz y con una imaginación y unos
hermanos que me ayudaban y potenciaban cuanto sueño de princesa atormentada a
mi se me ocurría. Fue así como me tope como a los 8 años con una de mis
películas de amor favoritas, “La princesa prometida” o “The princess bride”. Es
una película gringa de los 80, y tiene
la gracia de conjugar elementos como
aventura, amor, fantasía y comedia, elementos que para una niña-princesa como yo eran inolvidables.
La historia de esta princesa comienza así; Battercup, vive en una granja de un país
llamado Florin, para su familia trabaja un apuesto joven encargado de las
caballerizas (Wesley que por supuesto esta perdidamente enamorado de Battercup),
ella lo sabe, pero le gusta jugar a ese juego de tira y encoje, y se
desentiende del asunto. Constantemente Westley debe cumplir con los encargos de
Battercup y para responder a ella, él repite siempre :“Como guste”,. En este
“como guste” subyacen todos los sentimientos amorosos habidos y por a haber. Si
bien Buttercup no es rica, Westley es pobre como rata y debe pensar en una
forma de buscar fortuna para poder casarse con su amor; el joven decide partir
a mejores rumbos y a otro reino que ofrezca mejores ofertas laborales,
prometiendo volver por su amor, le pide
que lo espere y ella jura mantener su espera por toda la eternidad.
Pasan los años y el príncipe del reino busca una esposa, y su búsqueda termina
en la adorable Butrcup, quien no puede lucahr contra el poder del soberano y
decide entregarse a él en matrimonio, puest corre el rumor de que el temible
pirata Robert a capturado a Westley y
particularmente no deja prisioneros, por ende, y después de años de espera, no
queda otra respuesta de que su amor a muerto,
Buttercup, tiene el corazón destrozado,
sola y desdichada decide casarse con el horrible príncipe, pero unas noches
antes de la boda, la princesa es raptada
por tres horribles caza fortunas, un enano vivaz, un gigante bonachón y un
espadachín español vengativo que busca por cielo mar y tierra el asesino de su
padre, repitiendo incansablemente “ Hola soy Iñigo Montoya, tu mataste a mi padre prepárate para morir”,
uno de los mejores diálogos de la película.
Mientras llevan a Battercup lejos del castillo, los tres mercenarios se dan cuenta que son
seguidos por el temible pirata Robert, tratan de vencerlo cada uno con sus mejores
artimañas, en un duelo de espadas, en
una lucha cuerpo cuerpo y en un fatídico duelo de ingenio, que acaba con el pequeño cerebro del grupo. El
espadachín y el gigante deciden huir y la princesa queda a merced del temible
pirata Robert, como rehén Battercup se resiste a seguir las ordenes del pirata
que sin razón alguna insiste en recordar a su viejo amor, refregándole en la
cara cada 2 minutos, que fue una traidora, que el verdadero amor no se olvida,
y que las distancias, ni el tiempo son razones para comprometerse con otro. Al
borde de una colina la princesa se las ingenia para separarse del él y lo
empuja colina abajo, cuando va cayendo el pirata grita “Como guste…”, en ese instante se da cuenta que su amor ha
vuelto pero suplantando la identidad del pirata Robert. ¿Cómo puede estar
vivo?, ¿Cómo puede haberse convertido en un pirata?, ¿Soy lo peor nunca debiera
haberme comprometido con ese egoísta del príncipe?, (algunas de las preguntas,
en la mente de Battercup).
La película transcurre, rápido y con millones de sorpresas y lo mejor de todo es
que la historia, es el cuento, narrado
por un abuelo a su nieto enfermo, que por lo demás odia las historias de amor,
objetando lo aburridas que son y lo tedioso de los besos que siempre se dan sus
protagonistas, por supuesto al final, ya no puede parar de escuchar y solo
quiere saber el final feliz.
Ya estoy más grande y no sé si hoy sigo soñando con ser una
princesa de esas de Disney, o una como Buttercup, pero si, sigo creyendo en el amor, deconstrruyéndolo
eso sí, menos moralista, mas punky, menos opresor y más liberador, más allá del
tiempo y la distancia, esperando promesas de esas que prometía Wesley. Y aquí
entre nos, así como en secreto, cuando estoy sola me pinto los labios color
carmín, ensayo movimientos delicados y canto a todo pulmón, “eres tú, el
príncipe azul que yo soñé…”
-Señorita Miel.
Vi esta película mas de una vez en tardes de cine, no era de mis favoritas pero si la de mi hermana, motivo por el cual más de una vez me vi jugando a la princesa y yo haciendo el papel de Westley... ahora comprendo por que me tocaba hacer aquel papel en el juego, primero por que tenis bigotes jajaja, pero principalmente por que nunca soñé con ser una princesa de voz dulce, sonrisa angelical y amiga de los animalitos del bosque.... Pero debo reconocer que al igual que aquellas princesa si busque (o) un amor ideal (a mi modo) con un príncipe que amé la libertad, las sonrisas fuertes y furiosas, el mal comportamiento. etc.etc.etc..
ResponderEliminarMe gustó mucho tu narración, escribes bonito y revives un cliché de forma muy genuina que es la gracia.
ResponderEliminarNo he visto la película la verdad. Algún día tendré que hacer una tarde de películas de la infancia que se me quedaron bajo la rueda como goonies o esta. Saludos.
Andrés.
No la he visto! nunca! :O!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMe gustó mucho como escribes, me haré adicta a tus relatos.